- ¿Y qué tal te fue en tu examen
de admisión?- Le pregunté a Alfredo mientras nos sentábamos en los sillones de
mi sala.
- Bien Johnny, ingresé en décimo
puesto- me respondió con su voz chillona, esas de las que tienen los tipos
despreocupados y fanfarrones.
- Quién lo diría, o sea ya eres
cachimbito-dije con tono sarcástico.
- Ni yo me lo creí, creo que…
¿oye tienes cigarros?- Dijo, interrumpiéndose así mismo.
- No fumo, Fredy ya lo sabes.
- Si quieres ser también
periodista vas a terminar ingiriendo más humo que agua al día- me dijo, al
mismo tiempo que alzaba su mochila y rebuscaba entre sus cosas.
- A la mierda, espero que no sea
así. Por cierto, eso de ser periodista…
- Lo sé, no lo mencionaré. No sé
por qué te avergüenza comentarlo, de seguro vas a terminar como mi perro en
algún periódico.
Fredy sacó una cajetilla de
cigarros del fondo de su mochila, cogió
uno y se lo puso entre los labios. Me miró y sonrió.
- No quería gastar los míos.
- Eres un malnacido- le dije burlonamente
y me recosté en el sillón.
- Supongo que si tienes
encendedor- me dijo.
- Putamare, tengo fósforos en la
cocina- le dije y me volví a poner de pie.
- Ya que chucha, solo déjamelos
aquí- dijo Fredy con tono burlón-. Y de paso una taza para las cenizas.
Me dirigí a mi cocina y cogí una
caja de fósforos de una de las repisas y una taza que casi no usaba. Volví a la
sala, lancé la cajita al sillón en el cual Fredy estaba sentado y puse una taza
en el suelo.
- Más increíble que mi ingreso es
que tú tengas un departamento para ti solo y no traigas a ni una flaca- Fredy
encendió uno de los cerillos y se lo acerco a su cigarro-. Si yo viviera solo
aprovecharía para tener a Nanci todos los días a mi disposición. Es más creo
que voy a alquilarte tu piso mientras estés trabajando como huevón en esa
tienda.
- Jódete oe, no es que yo quiera
vivir solo, pero mis viejos prefieren que esté aquí a que en casa de mis tíos,
arrimado como un gusano- le respondí al mismo tiempo que me volvía a recostar
sobre mí sillón. Levanté una de mis piernas y la apoyé en la rodilla de la
otra. Parecía uno de esos vagos de las caricaturas.
- ¿No piensas volver a salir con
alguien?
- Sí he salido con algunas chicas,
pero eran salidas, nada más.
- Desde que estuviste con Atenas
no has vuelto a salir formalmente con alguien, eso preocupa viejo.
- De eso te iba a comentar.
- ¿Por fin vas salir con alguien?
- Sí, con Atenas para el 14.
- No me jodas, ¿con ella? ¿Cómo
así?
- El otro día fue a la tienda en
mi turno y…
- No pudiste evitar hablar con
ella sobre cojudeces.
- Estamos sin pareja los dos,
saldremos como amigos.
- ¿Qué te une tanto a ella? Ya
han pasado algunos años, viejo; ni yo he estado tan jodido como tú.
- Es una larga historia de
secundaria.
- Siempre has dicho eso. Cuéntame
un poco a ver si te llego a entender y de paso me termino mi cajetilla-
- No sé si me llegues a creer-
dije mirando al techo.
- Suéltalo.
- Bien…era mi último año en
secundaria… Atenas, su amiga Miranda Chávez, su enamorado de ese entonces,
Santiago Nápoles y yo nos vimos envueltos en la desaparición de un
compañero de colegio: Graham Salomón.
- Ese nombre me suena ¿Fue en el
99 verdad?
- Sí, el último día de noviembre
de 1999.-
- ¡Exacto! Recuerdo leer una nota
sobre ese caso, creo que a su papá lo encontraron muerto, desbarrancado o algo
así.
- Sí, y a nosotros cuatro
durmiendo en un matorral cercano al precipicio donde encontraron al señor.
- No me digas que ustedes
desaparecieron al fulano y de paso
mataron a su viejo.
- Anda huevón, no sabemos qué
pasó exactamente; es más, ni siquiera podemos recordar que pasó esa vez.
- De seguro los cuatro se
metieron una borrachera con ácido y terminaron matando al pobre Graham. Cuando
su viejo lo fue a buscar lo desbarrancaron. Escondieron el cuerpo de tu
compañero y se quedaron colgados. Cuando despertaron no sabían que carajos
habían hecho. O quizás sí, y tienen un pacto de sangre que los une; o algo así-
Fredy se mostraba más entusiasta que yo al contar su historia.
Incliné mi cuello y lo miré con
cara de desprecio.
- Creo que estar metido en la
sección policial te hace creer que todo es un crimen- le dije.
- Estoy dando una teoría fugaz-
Fredy sacó un nuevo cigarrillo, se lo puso en el los labios y lo encendió con
otro cerillo.
- Debes ser más creativo. Toda tu
teoría fue lo primero que pensaron los polis. Eso no ocurrió, todos pasamos por
un examen toxicológico y estábamos limpios.
- Vaya mierda.
- Y lo que nos descartó como
sospechosos fue que el cuerpo del papá de Graham llevaba allí semanas. Su casa
también había permanecido abandonada el mismo tiempo. Según lo que escuché la
casona donde vivía estaba hecho un trasto, la habían dejado tal como estaba. Empolvada
y sucia. Hasta con un plato servido, pudriéndose en la mesa del comedor. ¡Todo
eso era imposible!
- ¿Porqué?
- Por qué ese mismo día Atenas se
fue de picnic con Graham. Cayó la noche y todos los de mi promoción íbamos a
hacer una actuación en un evento que mi colegio había organizado en la plaza de
San Juan. Pero ellos dos no habían vuelto. Miranda, Santiago y yo nos
encontramos camino al recital. En eso,
unas calles antes de llegar a la plaza, apareció el señor Salomón. Nos pidió
que por favor lo acompañemos a buscarlos. Y eso hicimos. Él subió al cerro con
nosotros.
- Diablos, eso ya me dio miedo
¡¿Y nadie los vio subir con él?!- Exclamó Fredy botando todo el humo de su
boca.
- La mayoría de personas estaba
en la plaza- le respondí-. Las calles estaban prácticamente vacías. San Juan
Masías es una ciudad pequeña.
- Entonces, a todo esto ¿Qué es
lo que recuerdan?
- Es allí donde todo se vuelve
confuso, por más que he tratado de volver a recordar lo que pasó, solo obtengo
una gran vacío en mi mente. Tampoco recuerdo en qué momento encontramos a
Atenas, ni en qué parte de la subida perdimos al señor Salomón.
- ¿Los cuatro no pueden recodar
nada? ¡Sobretodo Atenas! Ella subió antes.
- Es lo que supongo. Por lo menos
Atenas me dijo lo mismo. Solo recuerda que salió al encuentro de Graham y antes
de llegar al camino del cerro, se le nubla la memoria y solo ve oscuridad. No
tiene en claro si llegó a encontrarse
con Graham o no.
- ¡Rayos! ¿Y los demás?
- Después de despertar Miranda y
Santiago se limitaron a declarar a la policía. Pero después de aquel episodio,
creo que ninguno terminó sintiéndose bien. Solo esperamos en silencio a que
terminara el año y con ello, el colegio. Los cuatro nos limitamos a saludarnos
y despedirnos cada vez que nos veíamos. Nada más. Decenas de curiosos trataban
de abordarnos con preguntas, pero no comentábamos lo ocurrido a nadie, ni entre
nosotros. Yo sí tenía curiosidad y quería saber más, pero respetaba la decisión
que los demás habían tomado. Días antes de la ceremonia final de graduación,
Santiago se fue. Cuando lo fui a buscar, en su casa solo se encontraba la ama
de llaves, quién me dijo que sus viejos y él habían viajado a Lima. No recogió
su diploma ni certificado. Ni siquiera se despidió de Atenas.
- Vaya basura ¿Y Miranda?
- Miranda hizo lo mismo con sus
viejos una semana después de la ceremonia y un día antes de navidad. Tampoco se
despidió de nosotros; sólo se fue. Miranda era amiga de Atenas desde primaria;
tenían planes para después de terminar el colegio. En enero pensaban hacer un
tour por todo el callejón de Huaylas. Ella no entendía porque los dos decidieron
simplemente irse y perderse- di un suspiro-. Atenas y yo íbamos a quedarnos
unas semanas, hasta casi fines de enero, luego viajaríamos a Lima también.
Fueron las fiestas de fin de año más tétricas que pasamos. Creo que a parte del
suceso en el cerro, ese abandono repentino de gente muy cercana a nosotros
logró que nos uniéramos más. Ambos teníamos miedo de que por alguna razón uno
de los dos decidiera largarse y dejar con toda la carga que significaba
quedarse en San Juan. Tanto era el temor que juramos irnos el mismo día de San
Juan, en el mismo bus; y a la par trataríamos de olvidar lo que nos había
pasado en el cerro. Ella no quería buscar más respuestas.
- Mierda…
- Eso no es todo – pude notar que
Fredy había dejado de fumar y solo se dedicaba a verme tirado en el mueble.
- ¿Hay más?
- Un poco más. Los dos estuvimos
tan ocupados en sentirnos acompañados el uno al otro, que olvidamos de cómo nos
contactaríamos aquí en Lima. Una vez nos despedimos en la agencia, no pensé en
nada hasta que estuve en el taxi. No intercambiamos ni un solo número. Pensé
que al final el abandono del cual veníamos escapando nos había atrapado. Por
sentirnos acompañados unos cuantos días, olvidamos que un año cuenta con más de
trescientos. Pero de alguna forma, logramos comunicarnos. A la semana siguiente de llegar, por las
noches tuve constantes sueños con el Marina Park de San Miguel. Solo había ido
una vez en toda mi vida a ese lugar, y fue para el cumpleaños de un primo
cuando era pequeño. Fue tan constantes esas visiones que un día sin más me
decidí por ir allí, no tenía del todo claro el por qué. Llegué, me di unas
vueltas por el lugar y al verlo lleno de gente, me sentí incómodo. Decidí irme,
pero al momento de dirigirme a la salida, me topé con Atenas. Había ido por la
misma razón. Es allí donde sentí que ambos estábamos destinados a estar juntos.
Y ella también. Nos dimos nuestro primer beso cerca a la fuente del lugar.
- Lástima que ese sueño solo duró
nueve meses- dijo Fredy con tono sarcástico.
- Esa es otra historia- respondí.
- Es bastante interesante todo lo
que me has contado. No me imagino envuelto en algo tan jodido como lo es la
desaparición de alguien. Menos para mí graduación. ¡Mierda! Es una cosa de
locos. Debería hacer una nota sobre lo que me has contado, hasta te podría
entrevistar.
- Ándate a la mierda. El caso
quedo en nada. Con el tiempo a mí tampoco me interesó lo que pasó.
- ¿Y te quedaste con todas las
dudas? Cómo puedes dormir con eso.
- Solo lo olvidé.
- Tal vez Atenas también quiere
saber más, solo que no te lo quiso decir.
- No importa, la subida al cerro
no será un tema del que hablaremos.
- ¿Y de qué vas a hablar? ¿De tu
aburrida vida en la tienda de libros? o ¿de los recuerdos que tienes con ella
cuando todavía estaban juntos? Eso basura, tienes que ser un poco más
interesante. Dile que lo investiguen juntos, tal vez eso avive algo entre
ustedes. Hasta se podrían dar un viajecito por San Juan los dos solos y de paso
haces la de periodista.
- Fredy a veces creo que en tus
cigarros en vez de tabaco tienes hierba. Hablas cada huevada.
- A la mierda, solo te daba una
recomendación.
- Justo eso es lo que quería
desde un principio, solo una recomendación. El 14 es este jueves y no sé ni
siquiera que chaqueta me pondré.
- ¿Me ves con cara de estilista?
Johnny a veces creo que eres tú quien en vez de cigarros fuma porros. Es más,
¿para qué carajos te pondrías una casaca en medio del verano?
- ¡Mierda! tienes razón. Estamos
en verano.
- Desde hace meses viejo.
- Lo que pasa es que a ella la vi
con una casaca gruesa y chalina. Pensaba que estábamos en pleno invierno.
- No tú no te metes hierba. Creo
ya has probado drogas duras.
- ¡Es la verdad Fredy! Mierda no
me había dado cuenta de eso- dicho detalle llamó demasiado mi atención. Dejé de
estar recostado y me senté.
- Quizá es para cubrir su gélido corazón-
Fredy soltó una sonora carcajada.
- Mejor olvídalo. Dame una
recomendación seria o algo para hacer esta salida más…especial.
- Bueno a Nanci siempre le ha
gustado que le de rosas sin que me lo pida. Es como un detalle que funciona
bien. No sé, tú debes saber que le gusta, has estado con Atenas.
- Nunca le regalé rosas.
- Con razón. He allí la razón por
la cual te terminó.
- Ahora que lo pienso bien he
sido un idiota con ella.
- ¡Mierda! No empieces con tus
lamentos- exclamó-. Me quito, solo me queda un cigarro. Iré a picar algo a casa
de Nanci- Fredy metió la cajetilla en su mochila y la cerró. Luego se puso de
pie y se dirigió a la puerta de salida.
- ¿Tu recomendación solo son
rosas?
- Sí- Fredy paro en seco antes de
llegar a la puerta-. Y ten un poco más de actitud Limeña. Sigues pareciendo un
recién bajado de San Juan y de seguro que a Atenas le gustaría más ver a un
macho capitalino después de todo este tiempo- dijo dándome la espalda.
- O sea debo ser un joputa
pedante.
- Interprétalo como quieras… abre
tu puerta, está con llave.
Me paré y saqué el llavero que
tenía metido en el bolsillo. Me acerqué a la puerta y empecé a probar una a una
las llaves. Todas se parecían y siempre olvidaba cual era la correcta.
- Tamare, tú nunca te acuerdas
que llave es- dijo Fredy-. Oye ¿tienes alguna forma de contactarla?
- No. Pero sé que estará allí- le
respondí.
- Eso me huele a plantado viejo
¿cómo estás tan seguro?
- Porque la soñé días antes de
que viniera a la tienda y la volví a soñar hoy- dije sonriendo.
- Confías demasiado en tus
sueños.
- A veces sí.
Una de las llaves por fin encajó
en la cerradura y logré abrirla.
- Bueno Johnny nos vemos- dijo
Fredy estrechándome la mano para despedirnos.
- Nos vemos Alfredo- le respondí
dándole la mano también.
Fredy salió al pasillo. Al
momento que yo pretendía cerrar la puerta Fredy volteó y me miró.
- Johnny una cosa más- dijo.
- ¿Qué fue?
- Eh... Mira, a veces luchamos
por aquello que creemos que nos mantiene vivos. Nos aferramos, así sean solo
sueños sin sentido- hizo una pausa, su cara de seriedad me parecía extraña-. Pero
debes pisar tierra, por más que sea duro. Y luchar por cosas reales. Ser
realista será una de las primeras cosas que aprenderás cuando empieces a ser
periodista.
- ¿Es tu momento filosófico?- Le
dije frunciendo el ceño.
- Es la recomendación de un pata-
me respondió.
Fredy hizo un gesto de despedida
con su mano, dio media vuelta y se dirigió por el pasillo hacia el ascensor.
+ Continúa en Cita Inusual - Parte 3: Rosas
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He estado recluido tras las paredes de mi casa los últimos tres días. Hice caso a las recomendaciones de Bukowski: “Todos deberían de irse a la cama cuando estén bajoneados, estamos obsesionados con que tenemos que hacer… un círculo de levantarse y hacer algo, arriba, abajo.” Y al parecer ha funcionado. Obviamente no estuve tendido viendo a las moscas. Me la pasé haciendo lo que me gusta, me absorbe y no es del todo ocio: escuchar música, escribir y practicar voz. Al final de todas estas horas he concluido que he confundido el ser 'una buena persona' con ser 'un piltrafa blandengue'. Esta errónea analogía también la apliqué con su contra partida: ser 'una mala persona' no me convierte en un 'hueso duro'. Y es allí, al momento de obtener una conclusión, cuando tratas de aplicar la respuesta a todo lo que has venido realizando, cuan genio trata de aplicar una nueva teoría a las reglas actuales. Luego de la retrospectiva necesaria, es cuando detienes todo y procuras buscar nuevos enfoques, nuevos caminos, nuevas puertas. Lo he hecho. He tomado la decisión de no ser un debilucho y seguir. Resistiré todo lo que venga con valentía. No importa cuan duros sean los golpes. Ahora no me voy a dejar derrumbar. No soy una piedra. Soy una muralla que evita que traspase lo peor. Será difícil al principio, quizás; empero seguiré haciendo las cosas que creo correctas. Abriré las persianas y veré cuan luminosa es en realidad la tarde. Abriré la puerta y saldré. Porque los sueños verdaderos están allí afuera. No en una cama, en un cigarrillo o al fondo de un vaso de pisco. Alguien una vez me dijo: "nunca vas a lograr nada si te pasas toda la vida lamentándote como un maldito deprimido". Tenía demasiada razón. Ya no hay tiempo para lamentarse. He cometido errores muy grandes, he hecho mucho daño, me arrepiento de cada uno de mis actos; pero también debo empezar a perdonarme a mí mismo. Aún quedan 40 días, 960 horas, 57600 minutos, 3456000 segundos para que finalice el año; debo aprovechar todo lo que pueda y vivir. Diré las cosas que tenga que decir, haré las cosas que tenga hacer. Hay gente que espera algo de mí, y lo más importante: yo espero algo de mí, y no es precisamente estar enclaustrado. Tengo la oportunidad de hacer las cosas bien por primera vez en años y no pienso desperdiciarla.
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Luego de la auto motivación servida, los dejo con You only live once de The Strokes.
Les habló Joss!, quien se siente motivado como un soldado escuchando a William Wallace.