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Para Flowers: La última noche

Hola Flowers:

Dudo mucho que esta carta llegue a tus manos. Estoy lejos de aquel lugar al que llamo hogar. Muchos piensan que estoy de turismo y pasándola bien. Pero este viaje es mucho más que eso. Vine con el fin de ser alguien mucho más maduro y fuerte. Todas las pruebas se fueron dando: no conozco ni el idioma, ni las calles, ni la gente. Es fácil perderse cuando nunca has salido de tu patria. La otra noche salí tarde del centro de la ciudad y empecé a caminar por calles oscuras y vacías. Los efectos de un dulce pastel empezaron a mellar mi conciencia. Anduve sin rumbo por las avenidas, bajo la lluvia y el intenso frío. Caminé hasta que mis zapatillas se rompieron. No sabía dónde estaba. No tenía un lugar al cual llegar. Mis fuerzas se acababan poco a poco. Solo veía las luces tan distantes en las aceras. Y empece a recordar a cada persona que quería. A cada una de ellas, y también llegué a ti. No sabes las ganas que tenía de contarte cada cosa que me pasaba. Y que rieras. No imaginas las ganas que tenía de que me acompañaras en ese momento. Y no sentirme tan perdido. ¿Acaso he amado a alguien tanto como a ti? Quería sentarme y llorar. Pero sabía que si lo hacía moriría congelado bajo el crudo invierno de esta ciudad. Aguanté como pude las lágrimas y seguí caminando como un idiota. No recuerdo cuantas horas estuve así. Vi sirenas, lobos y molinos. Hasta que un tipo vestido todo de rojo camino cerca a mi. Al verme se escabulló tras un árbol y empezó a observarme. Apresuré el paso hasta que vi a aquella silueta roja acercarse corriendo. No sabía que hacer, debo admitir que estaba asustado. Empecé a correr. Era una avenida amplia y oscura. Sentía que mis piernas estaban fallando, que pronto caería y la muerte roja me daría el fin en un país extraño. Pero entre todas las cosas que pude pensar, pensé otra vez en ti. Recordé las veces que te vi a los ojos. Las veces que te he visto sonreír. Las veces que te abracé. Las veces que tus labios besé. Tenía aquellas imágenes en mi cabeza. Y no importó más. Corrí hasta perder el aliento y llegar a una gasolinera, en la cual pude entrar a su supermarket y pedir un taxi. Llegué con el corazón en la mano a mi hospedaje. Cuando por fin estuve en mi cama te volví a recordar y allí supe que pase lo que pase yo siempre te querré. Sé que debes estar por el mundo andando. Viviendo nuevas experiencia. Escribiendo tu historia bonita. Espero que nunca te hagan llorar. Espero que nunca sientas el vacío de la vida. Siempre mantén tu hermosa sonrisa. Aquella que me salvó la vida y que pude disfrutar cuando estabas cerca. Te extraño, y te extrañaré siempre. Pero un nuevo año se acerca. Pronto estarás más lejos. Y esta vez yo también lo estaré.

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Vaya que feo escribo con resaca y sin un ordenador. 

Los dejo con Another Arms de Coldplay.

Les escribió Joss! quien se perdió en un país extraño.