"Hola
nena te escribo esto por si algún día lo lees. Estoy durmiendo en medio de
fantasías, pero mis sueños están a punto de hacerse añicos una vez más, y no
tengo con quién hablar.
Algunas
veces me he preguntado si estoy condenado al fracaso, a morir en los canales
del olvido. Tal vez no sea lo suficientemente bueno en lo que hago. Cada día me
vuelvo más viejo, y no he conseguido nada de lo que me he propuesto. Los años
pasan por mi cuerpo y mi rostro, así se acaban mis esperanzas de sobrevivir al
final. ¿Es momento de resignarme y ser una persona más en medio de la
muchedumbre esperando su lenta decadencia? Busco las oportunidades, he sido
bastante osado para enfrentarme a mi destino. Sin embargo, un vez más he
tropezado, y cada vez es más difícil levantarse con la fatiga a cuestas.
¿Pero sabe
qué nena? No deseo huir. No pienso escapar esta vez. Me queda poco tiempo al
fin y al cabo. Me romperé los huesos que me tenga que romper y golpearé las
caras que tenga que golpear. Después de lo que he vivido tengo claro que solo
existen dos opciones para mí: o morir siendo un desconocido, o mantenerme vivo
para siempre con el legado que puedo dejar. Perdóname si nunca toco en el
club Paradiso como prometí. Pero si lo logro, espero de todo corazón verte en
medio del público.
Por cierto
nena, no por iniciar un viaje sin rumbo significa que estarás perdida, es bueno
dejarse sorprender por el universo. Si deseabas trepidaciones en tu corazón y
aventuras que contar a tus nietos, traza un objetivo, mas no te preocupes mucho
por el camino que te llevará a él. Toma los desvíos, súbete a los buses
equivocados, pierde los vuelos; has todo lo que no harías, hazlo feo. Pero por
favor, cuídate".
Terminé de escribir la carta
las 3 am, y me quedé viéndola por varios minutos. El lapicero había dejado
involuntariamente pequeños cúmulos de tinta en algunas letras escritas. Era un
lapicero barato, así como lo que escribía y componía. Necesitaba seguir
trabajando, y lo único que había hecho desde el día anterior era esa vulgar
carta. El silencio en el ambiente era absoluto, la soledad enfriaba cada rincón
de mi habitación, a la vez que por la ventana me saludaba la infinita oscuridad
de la madrugada. La automotivación generada por la carta se esfumo en medio de
cajas de cigarrillos regadas por la habitación. Quiero creer que es solo una
pausa, y cuando me recueste en mi cama solo será para encender el fuego en mí.
No puedo inspirarme, me encuentro demasiado nervioso. Me estoy destartalando, y
todo con lo que siempre he soñado, solo serán fantasías de medianoche. Pensar
cada vez es más complicado. Necesito una dosis de irrealidad.
Un impulso eléctrico mueve mi
mano derecha hacia uno de los cajones del escritorio. Luego rebusca entre hojas
y útiles hasta que al fin encuentra el tesoro: un blíster lleno de Alprazolam.
Mis manos lo doblan y libera lentamente a una de las pastillas. Después,
liberan a tres más. Me las trago sin agua, ya está acostumbrado mi paladar.
Pasado un corto tiempo, me recuesto con la vista nublada. El foco en el techo se
desintegró en pequeños puntos de luz. Cada objeto que me rodea se convierte en
polvo. Poco a poco, la espesa negrura del exterior se abre paso en mi estancia y
me envuelve en un manto mucho más helado que la misma noche. Ya no puedo ver
nada, no puedo sentir la cama en la cual mi cuerpo reposaba. Estoy en caída
libre. Tengo miedo cada vez que ocurre todo esto. Sin embargo, me encanta lo
que sigue después.
Es
complicado tener continuidad en la escritura. Pero hago lo que puedo, aprovecho
en escribir borradores cuando tengo tiempo libre, los cuales pulo después.
Supongo que si algo te gusta debes hacerlo constantemente. Escribo
constantemente, pero no todo lo que hago es válido para ser publicado. Una vez
que me deshaga de la universidad creo que podré desempeñar mejor mi papel.
Los
dejo con Hard Enought de Brandon Flowers, vocalista de The Killers. Un trabajo
solista bastante interesante.
Escribió
Joss!, quien está jodidamente ocupado con su último trabajo de la carrera.