0

Covid 19 - D32

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que escribí. La navidad ha quedado tan lejana. Mientras me inspiraba en mi anterior post no imaginaba que iba a pasar 32 días encerrado en mi casa. Mucho menos pensé que a aquellas personas con las cuales me reuní el mismo día de la publicación no las iba a ver tanto tiempo. Sin embargo, entre la adversidad, he  encontrado las ventajas que han surgido; me he enfocado en seguir entrenando mi pasión musical, estudiando más detalles técnicos y prácticos de la producción, experimentando, probando sonidos. Prueba y error, odio esa relación; pero al hacerlo con la música siento que en algún momento encontraré lo que estoy buscando, y no solo es una vuelta en círculos. Pienso que es un chiste que esta vocación me haya surgido al terminar mis estudios superiores, pero como una vez me dijo un profesor: “Cuando sientes el llamado de la música, no es un llamado cualquier, sientes EL llamado, de esos que simplemente dejas tus armas en el suelo y vas hacia la luz”. Esto no quiere decir que de un momento a otro me he vuelto una suerte de Mozart encerrado en alguna simpática casona de Viena, pero creo que estoy evolucionando de a pocos, y eso lo tomo con la mayor felicidad. ¡Me sentí como un niño aprendiendo a hablar cuando realicé correctamente mis primeros acordes de guitarra a los 25 años! De igual forma, el cronómetro no se detiene para mí, debo seguir trabajando con paso firme.  He tratado de volver a escribir, lastimosamente no he podido hacerlo de la forma tan fluida como lo hacía antes. Incluso con todo el tiempo ganado por el aislamiento social, siento que se me es imposible repartirme entre tantas actividades. Llegué a escribir unas letras para canciones, pero he sentido la dificultad en cada verso. Necesito inspiración ¿o una botella de whisky tal vez? ¿o quizás un corazón roto? Por lo menos esto último será imposible. No obstante, tengo dos buenas analogías: “yo soy al alcohol como papel es a versos”; y “resaca es a depresión como perdida de inspiración es a sobriedad”. He estado limpio bastante tiempo, no he vuelto a tener esos impulsos de querer estar hasta las trancas por ninguna razón, pero sé que si tuviera una botella delante de mí ahora mismo, me la bebería sin remordimientos. Lo gracioso es que tengo un almacén con media docena de cajas de vino (los cuales vendo, por cierto) y hasta ahora, luego de más de un mes encerrado; no he tocado ni una sola. Aprendía a controlar esa ansiedad como aprendí a tocar mi guitarra, pero no descarto tomarme una copa con mi familia cuando esta cuarentena acabe.


Los dejo con un mix de música retro futurista, synthwave para los exquisitos.

Escribió Joss! Quién debería terminar todos sus cuentos cortos.