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¡Buenas noches!



¡Buenas noches!

Mi conciencia temprano despabiló,
distorsionada por el crudo invierno.
Aquel que cada año nos azotó,
pero nos poseíamos para darnos calor.

No he pensado bien por la noche.
He formado un mosaico de muchos colores
sobre un plato de sinsabores.
Podré controlar las voces, no lo sé.

Acaricio mis lágrimas,
son lo más cercano en mi piel.
Pongo un viejo disco por décima vez,
y este me cuenta un sinfín de historias.

Todas mencionan cuán vacía es la vida,
llena de vicios para dominar
las mañanas en las cuales
Dios de nosotros olvidado está.

¿Puede un alma tan lastimada
pararse y volver a luchar?

Todas las soluciones en mi cabeza
cada hora están más distantes;
y el estilete de mi habitación
cada vez más cerca.

Insaciable y con los ojos en el piso,
sollozando descontrolado caminé.
Es inútil resistir a sus encantos.
Sé que siempre, mi vida, yo perderé.

El plato con pintas de flores,
con solo pensarlo me adormeceré.
No habrá dolor, mi vida, yo olvidaré.
¡Buenas noches! ¡Buenas noches!

Lo complicado, y tal vez interesante, de dar giros en la vida es no saber cómo será el nuevo camino. Todo puede ser mejor o peor, solo debemos tener en mente que cada historia solo es una experiencia, la cual podremos contar alguna vez mientras bebemos una copa de cualquier licor.

Los dejo con Cold Water de Damien Rice.

Les escribió Joss! Quien debe vencer su insomnio.


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