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Cita Inusual - Parte 1: Libro

Hace dos años que no intercambiaba ni una sola palabra con ella. Fue extraño verla de nuevo, vestida con una de esas casacas gruesas que siempre usaba cuando salía conmigo, una chalina ploma con detalles blancos, un bolso de tela púrpura.  La librería era lo bastante grande como para perderme entre los estantes y evitar algún tipo de conversación, pero debo confesar que me dio mucha curiosidad volverla a escuchar. Después de todo, a pesar de que nuestra relación se fue al tacho, habíamos pasado por cosas increíbles en nuestro último año de colegio. Compartir recuerdos y guardar secretos nos hace cómplices y a la vez crea de alguna forma una relación entre ambos. Me acerqué a ella despacio y dubitativo. Aún no se había dado cuenta de mí presencia, pues no despegaba la vista de la contraportada de uno de esos best-sellers juveniles que a la mayoría de chicas les encanta.
- Atenas, ¿cómo estás?- le dije, con un tono algo melódico. No fue hasta que la llamé por su nombre que levantó la mirada.
- ¡Johnny!- exclamó exaltada, para luego solemnemente agregar: - ¿Qué haces aquí?-.
Cuando note el cambio brusco en su tono de voz, empecé a creer que debí mantenerme detrás de los estantes, o por último, enterrarme bajo una pila de libros.
-Ehmm… pues trabajo aquí- le respondí mientras con mi índice izquierdo le mostraba mi fotocheck colgado en mi pecho.
-¿Supervisor de tienda?, veo que no has perdido el tiempo como siempre.- me dijo sarcásticamente. Su comentario me incomodó aún más.
-No, creo que no. Bueno si necesitas ayuda…-
-¡Solo te molestaba!- agregó Atenas mientras soltaba una ligera risa. - ¿Cómo has estado? Los años pasan rápido.-
- Si uno ni lo siente. Bien, estoy viendo a que universidad ingresar, ¿tú?-
- Ingresé a psicología en San Marcos pero aún no me decido.-
- Creo que a estad todos tenemos muchas dudas.-
La miré directamente a los ojos, y ella hizo lo mismo. Ninguno de los dos trato de esquivar aquel encuentro. Un breve silencio surgió. Por segundos me sentí en el pasado, cuando cruzar miradas era algo tan especial que no podíamos mantener nuestros ojos fijos y nos ruborizábamos cada vez que sucedía. Luego bajé la mirada.
-¿Estás buscando algún libro para regalar en San Valentín?- dije seriamente.
- No tengo a alguien a quién regalar un libro, en estos tiempos ya nadie lee.- dijo Atenas.
Ella seguía mirándome fijamente, y ello me ponía intranquilo.
- Entonces, ¿es para pasar el 14 leyendo?- agregué con tono gracioso.
- Tal vez sí- dijo en voz baja, luego dirigió su mirada hacia los libros del estante.
- Puede que te guste este- tomé un libro llamado “La reina de los condenados” de uno de los estantes y se lo di.
-Ya me he leído todas las Crónicas Vampíricas, Johnny- me respondió y lo volvió a colocar en el lugar del cual lo había sacado.
- ¿Y este?- cogí el primer libro que estaba en otro estante cercano. En su portada relucía su nombre: "Cosas que pasan". Se lo entregué en sus manos. Ella ojeo la portada y contraportada del libro y descubrió un detalle curioso.
- Oye este libro solo tiene título, no figura ni el autor, ni la editora, ni la sinopsis; tampoco el precio. Creo que se ha colado una mala edición.- me dijo con cara de sorpresa.
- Déjame verlo- le dije; me devolvió el libro y pude revisarlo. Efectivamente, en el libro solo se podía observar el título, mas no el autor, ni casa editora y tampoco la sinopsis. Además, carecía de etiqueta con su respectivo precio. Este se encontraba forrado como los demás libros y no podía ver el contenido del mismo. Rebusqué en el estante con el fin de encontrar otra copia pero no la hallé.
-¿Es pirata?- dijo Atenas con un tono burlón.
- No, pero tal vez es una copia rara y valdrá millones dentro de unos años- agregué sonriendo- de todas formas, lo revisaré en el inventario.
-Un libro misterioso es lo último que debería leer después de todo lo que nos ha pasado- sentenció Atenas con cara de incredulidad.
- ¿A que te refieres?- pregunté mientras regresaba el libro a su lugar en el estante.
-Olvídalo. Creo que no compraré nada por ahora; eres un mal vendedor- dijo seria.
-¡No soy vendedor, soy supervisor!- exclamé.
- Igual- dijo, luego sonrió. -Cuidate Johnny, fue una sorpresa verte hoy.-
- Para mi también lo fue.- dije.
Dio media vuelta y se dirigió a la salida. No sé que fuerza me impulsó para que, antes de que diera un paso fuera de la tienda, exclamara su nombre en voz alta perturbando el silencio del lugar: -¡Atenas!-. Muchas personas que estaban revisando los estantes voltearon sorprendidas.
Ella dio medio vuelta y me miró frunciendo el ceño.
-¿Qué pasó?- dijo con un tono no tan alto como el mío.
Me acerqué a ella para evitar levantar la voz una vez más.
-¿No vas a salir este 14?- pregunté.
-¿Tu estás libre ese día?- me preguntó inmediatamente.
-Sí, programé mi descanso para ese día y evitar el rollo de San Valentín- le respondí.
-Entonces pasemos este San Valentín como buenos ex que somos- me dijo riendo.
-Está bien, ¿a donde vamos?- no pude ocultar mi sorpresa al ver su reacción.
- Te espero a las 3 de la tarde, aquí en la entrada de plaza.- me respondió.
- Estaré allí- le dije sonriendo.
- Solo no te quedes dormido- agregó Atenas.
Ella me volvió a sonreír, y salió de la tienda. Yo me quedé en la puerta viendo como se alejaba y se perdía entre los transeúntes del centro comercial.

+ Continúa en Cita Inusual - Parte 2: Duda
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Últimamente no me he sentido tan bien como para dedicarme a escribir. Creo que volverme un poco anhedónico y perder un poco la concentración son parte  de todo lo que estoy pasando, y a pesar de que estoy siguiendo un tratamiento; hay síntomas que me golpean el doble de fuerte cuando vacilo un poco y pierdo  la fortaleza. En fin, procuraré no dejar de escribir.


Los dejo con la canción Down side of me de la banda Chvrches de su disco Every eyes open. 

Les escribió Joss!, quien no quiere perder las ganas de escribir.



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